28 de abril de 2011

El día de los inocentes

Un día teóricamente normal puede cambiar a ser un día demasiado raro, y cuando digo demasiado es DEMASIADO.  

Resulta, que hoy teníamos esta charla en la Universidad de San Andrés a la 1. Nos tocó una combi que nos pareció buenísima: asientos reclinables, espaciada, re linda. Cuando llegamos a la universidad y tuvimos la charla, el tiempo pasó rápido y a las 4, había terminado. Como los demás colegios, salimos para encontrar nuestra combi. 4.15 y la combi no aparecía. Llamamos al colegio para preguntar qué onda con la combi, y no sé cuál excusa fue la verdadera pero: o había ido 3.30 y como no nos vio se volvió, o se había roto. De todas maneras, nos dijeron que nos iban a mandar otra. Fuimos a la cafetería y la profesora nos compró a todas un alfajor, hablamos y nos quedamos ahí una hora y media más o menos. A las 5.30, cuando supuestamente la combi iba a llegar, nos fuimos a esperarla afuera.
Empezó a refrescar, el tiempo seguía pasando y la combi no llegaba. La profesora volvió a hablar con el colegio y quedaron en que la combi nos iba a dejar a cada una en nuestras casas y que "en 5 minutos llegaba", pasaron 20. A las 6.15 finalmente, después del frío y los mosquitos, llegó la combi. Ni siquiera era la misma, la de los asientos reclinables y prolijita. No, era una toda chiquita con los asientos todos pegados y apretados. De todas maneras nos fuimos, y después de comernos varios semáforos en rojo, al conductor se le ocurre parar en una estación de servicio porque tenía que cargar nafta. ¡El colmo!
A todo esto, yo tenía hockey a las 6.30, ya estaba llegando más que tarde, eran las 7. A las 7.20 más o menos estábamos llegando al club, y el conductor (muy inteligente…) se metió por la otra entrada, y como estaba hablando por teléfono no escuchó nuestros gritos diciéndole que por ahí no era.
De todas maneras… nos dejó a Rochi y a mí en la segunda entrada. Nos bajamos corriendo, y cuando estábamos por entrar el guardia nos dice: “no, por acá no se puede entrar”. ¡¡¿QUÉ?!! “no, tienen que dar tooooda la vuelta. Por acá no se entra, por acá se sale” y nosotras, que era lo único que nos faltaba, empezamos a tratar de convencerlo "hace 6 años jugamos acá, si vamos por ahí nos van a robar todo, estamos llegando una hora tarde ya...". Osea, estábamos llegando tarde al entrenamiento, estuvimos dos horas en San Fernando, el idiota de la combi nos dejó en la otra puerta y no nos querían dejar entrar. Nos pidieron los carnets, pero claro estaban en nuestros bolsos… ¡que estaban en el bar del club! Nosotras, sacadísimas, logramos convencerlos de que nos dejaran entrar, y lo hicieron. Corrimos desde esa entrada hasta el bar, de ahí al baño a cambiarnos, y de ahí a la cancha a correr.
¡Qué día!

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