1 de junio de 2012

You are Young

 En ese momento ella estaba de novia, y él, bueno... no. Ella estaba feliz, o al menos eso creía. Su relación no iba ni para adelante ni para atrás, estaba atascada en aquél amor infantil que tantos recuerdos le traían, pero que ya no significaba nada. Tantas anécdotas compartidas que con el tiempo se iban desvaneciendo. Temía decirle cómo se sentía, temía cómo se lo tomara y lo que le dijera. Pero más que nada temía estar sola. Pero ella no sentía nada cuando estaban juntos, sólo un vacío que lo disimulaba con una sonrisa falsa. Él, por el otro lado, estaba soltero, tranquilo. Su última relación había terminado hacía ya un año.
Se conocieron un sábado de febrero. Uno de los muchos sábados soleados del verano, en un picnic. A ella la había invitado una amiga que había conocido en enero en las vacaciones, y cuando le dijo del plan al principio no pensaba ir. Tan sólo pensar en un picnic con gente que no conocía, tomando mate (que no le gustaba), y jugando juegos que no conocía le causaba cierta desconfianza. Sin embargo, no tenía nada más para hacer ese sábado por la tarde, así que decidió ir. Se puso las zapatillas, agarró un buzo de algodón y un paquete de galletitas y se fue a la casa de su amiga. 
Cuando llegó fue directo al patio, donde estaban todos sentados en ronda. Vio que sólo había un par de chicas (las cuales no conocía ni eran amigas de su amiga) y los demás eran todos chicos. Ya se estaba preguntando dónde había ido. 

Dejó las galletitas en el medio de la ronda y saludó a su amiga y a dos más que estaban hablando con ella y se sentó al lado. Al principio no fue tan grave, estaba con su amiga poniéndose al día, hasta que ésta se fue para adentro. Estaba un poco incómoda, ella tímida sola, rodeada de un grupo numeroso de chicos que suponía que se conocían, jugando a las cartas, tocando la guitarra, comiendo, conversando. No podía estar toda la tarde dependiendo de su amiga que, al ser la dueña de la casa, tenía miles de cosas que atender, así que se puso a hablar con uno de los chicos que había saludado apenas llegó, estaba tocando en la guitarra un tema que le encantaba. Era tranquilo y simpático, le contó que tocaba la guitarra hace tres años y hablaron de bandas que compartían. Después le mostró una de sus favoritas que reconoció rápidamente.
Le contó la historia de cómo había conocido a su amiga, y lo loco que era que sólo se conocieran hace un mes y ya eran casi íntimas. Después de un rato de hablar y de un par de silencios incómodos, él le enseñó a jugar a un juego de cartas y la integró con el otro chico que había saludado cuando había llegado. Y así pasó el resto de la tarde, hablando con dos chicos mientras su amiga estaba adentro con su novio. 
A medida que iba oscureciendo la gente se iba yendo y, como era de esperarse, terminó siendo la última en irse. A fin y al cabo no la había pasado tan mal como se imaginaba e inclusive habló con un chico, con el chico. Saludó a su amiga y quedaron en arreglar para merendar algún día, para que no se corte la relación. Una vez arriba del auto, bajó la ventanilla y gritó “lo amo!”,refiriéndose al chico de la guitarra.
Pasó un mes y ella decidió poner una fecha para ver a su amiga. Era un miércoles a la tarde cuando se encontraron en un café y se pusieron al día. En uno de los muchos temas que tocaron, le mencionó al chico de la guitarra y le confesó que lo quería ver. Estaban a pocas cuadras de la casa de él, así que su amiga lo llamó y le preguntó si quería reunirse con ellas. Finalmente fue, y estuvieron hablando un montón, ya se conocían bastante y se simpatizaban mutuamente. El tiempo pasó rapidísimo y cuando se fijó en la hora se dió cuenta que se tenía que ir. Los saludó y le prometió a su amiga que se iban a volver a juntar así, y cuando se estaba yendo él le dice “vos tenías novio, no?”, era la pregunta para ella. Sabía que le encantaba ese chico, pero se quiso matar porque estaba de novia ya por costumbre, era una rutina. Asintió con la cabeza y finalmente se fue. Irónico fue que después de merendar con ellos, se fue a lo del novio. Llegó, y como siempre, se quedaron en la cocina, haciendo nada.
También era ilógico cómo lo tenía de amor platónico al chico de la guitarra sabiendo que casi ni lo conocía. 
Un par de veces más se juntó con su amiga y quedaron con los chicos del picnic. Esas reuniones después de clases hicieron que se conocieran más, y que ella volviera a sentir lo que era esa sensación de nervios-felicidad que hace tanto no sentía. Intentó imaginar cómo seguiría con su novio. Y no pudo, no podía ver más allá de lo que habían vivido. Algo le decía que era hora de terminar. Comprendió que ese amor antiguo ya no era un amor real, sino un amor por costumbre. Comprendió que lo que sentía años atrás no eran más que recuerdos del pasado, y que no podía seguir con esa monotonía que se estaba convirtiendo irritante. Así decidió de una vez por todas terminarla. No reaccionó mal, ya que no era muy inesperada la ruptura. Cortaron y nunca más supieron del otro. 
Él se enteró de la ruptura de ella, y decidió que no tenía que perder más tiempo. Era predecible la atracción de uno con el otro. 
La manera que se miraban, esa forma de olvidarse de todo lo que los rodeaba y verse únicamente a ellos. 
El tiempo se frenaba, sus corazones se aceleraban. 
Se entendían sin hablar. 
El ruido que los rodeaba se convertía en un silencio que los dejaba aislados de los demás.
A la siguiente semana la invitó a salir.


Title: Keane

1 comentario: